viernes, 15 de agosto de 2008

Hasta siempre Pancho

Pancho, Francisco, Garrido, querido amigo Pancho Garrido.

Como siempre, me sorprendiste. No me esperaba que hoy me llamarán para decirme que habías chocado y que durante la tarde tu cuerpo inerte sería la última imagen que retendría de ti. Tengo pena y rabia. Pena, por que nunca más te veré ni podremos tener esas extensas conversaciones sobre la vida y como, según nuestro plan maestro, los dos llegaríamos a gobernar el Partido, Chile y el Universo, por supuesto que desde distintas trincheras para no perder el placer de conspirar. Rabia por que no puedo creer que la vida te lleve a tan temprana edad y que junto a la pena que nos deja tu partida, también quedan tus hijos, yo se mejor que nadie, que eran la razón de tu existir. No entiendo esta mariconada de la vida y todavía me cuesta aceptarlo.

Te conocí hace varios años, tu como dirigente de San Bernardo y yo de Puente Alto. Nuestros secretos de la política se van contigo a la tumba, pero puedo contarle al mundo que fuiste un amigo leal, afectuoso y que eras capaz de buscarle la parte amable a las cosas, hasta cuando decías que estabas “choreado” te salía simpático. Cómo no recordar nuestro carrete en Plaza Italia para la muerte del dictador, ese día fue importante para ambos, se moría uno de los responsables de nuestra realidad y de nuestra nada fácil vida.

Vivimos cosas entretenidas, feas, fuertes y adversas, creo que por eso fuimos tan grandes amigos. Me cuesta creer que te fuiste. Me cuesta creer que ya no tendré con quién hablar la verdad sin el miedo a la traición. Siempre de frente y con la complicidad que se tiene con los amigos de verdad. Pero tu Pancho Garrido, fuiste mucho más que un gran amigo, te destacaste siempre en tu trabajo, por tus ideales, por el pragmatismo y capacidad de articular y generar política de verdad. De esa que se hace con los ideales por delante, la frente en alto y la dignidad de las personas en el centro de nuestras preocupaciones. Eras el reflejo del dirigente juvenil, capaz de encumbrarte en lo alto de los ámbitos dirigenciales y de ponerte en ocasión en tan sólo pocos minutos.

Se me viene a la mente tu cara, mirándome mientras te escribo esta carta y dirías “Pato, tu siempre con tan buenas ideas, pero con cero capacidad para aceptar la realidad”,. Tienes razón Pancho, por la puta que te voy a extrañar. Estoy seguro que todos tus amigos y amigas tendremos algo bueno que decir de ti, más de una historia se construyó a tu alrededor. No pasaste desapercibido por nuestras vidas, eso te lo aseguro. Mientras hoy esperabamos tu partida, nos reuniste a todos, de todo Chile nos llamaban los compañeros y compañeras para saber de ti. Eso hacen las personas grandes como tu, dejan un legado, una historia, una energía que traspasa la muerte y que es capaz de hacernos conectarnos con lo más profundo de nuestra existencia.

Pancho, amigo y compañero, ten la seguridad que después que lloremos tu partida y que superemos el dolor del haberte perdido en esta calamidad, tendremos la fuerza para hacer honor a tu nombre y seguir trabajando para cambiar este Chile de mierda, que nos sigue dividiendo entre ricos, pobres, feos y lindos. Te aseguro que tu vida no pasará en vano para las personas que te conocimos, puedo decir con orgullo que fui tu amigo y que viví maravillosos momentos a tu lado, te agradezco por todo y sólo me queda desearte un buen viaje.

Patricio Mery

Patricio